Es curioso como, cuando uno menos lo espera, ocurre algo que por ser menos necesario resulta más sorprendente. Y es el caso que tras terminar la lectura de esta magnífica novela me había formado una imagen ilusoria de nuestro Juan Martínez y de Sole, su mujer, y de todos y cada uno de los muchos personajes que aparecen en ella. Y esta imagen no-real, pero de auténtica ficción, se había ido conformando a medida que avanzaba la lectura, como la gestación de un auténtico ser.
Pués bien, tenía yo conformada ya una imagen de Juan Martínez, mi Juan Martínez, que podría ser distinto del Juan Martinez de cualquiera de vosotr@s, cuando encuentro, quizá no por casualidad, una fotografía de Juan Martínez bailador de flamenco de Burgos. Un artículo de R. Pérez Barredo, del Diario de Burgos digital, del 17 de Octubre de 2010, me deja con la boca abierta. Juan Martínez, el flamenco burgalés más universal
No es tanto que este Juan Martínez de la foto sea distinto al mio, diferente al ser de ficción que fuí gestando con cariño a lo largo de la lectura de la obra, sinó que su descubrimiento me ha revelado la posibilidad de la existencia de múltiples Juan Martímez de ficción, todos diferentes y todos distintos al de la foto, tantos como lectores pueda tener esta novela. Y todos padeciendo las mismas vicisitudes, sufriendo las mismas penas y desventuras.
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