lunes, 30 de noviembre de 2015

JOÃO RICARDO PEDRO

Nacido en Reboleira, Amadora (Portugal), en 1973. Es un escritor novel. Ingeniero en Telecomunicaciones, abocado al paro por la crisis en 2008. Sin muchas perspectivas de futuro y con tiempo disponible, se embarcó en la que fue, desde siempre, su vocación frustrada (o postergada por las circunstancias de la vida), escribir una novela. Ganador del Premio Leya de novela, el de mayor cuantía económica de su país, se nos ha revelado como una promesa de futuro gran narrador.

Artículo en el suplemento de Cultura de El País.com
Entrevista en el Huffington Post

Tu rostro será el último

      Un lugar y una fecha, son dos de los ejes sobre los que se articula esta novela: una aldea con nombre de mamífero [del que no aparece el nombre en todo el texto] emplazada en la ladera sur de la Sierra de la Gardunha (Fundão), en Portugal; el 25 de Abril de 1975, comienzo de la Revolución de los Claveles, que acabará con la dictadura de Salazar. La historia de tres generaciones de la familia Mendes será el tercer eje sobre el que se construye el relato: el doctor Augusto Mendes, el militar Antonio Mendes y, Duarte Mendes el prometedor pianista, son los personajes principales de la novela.
      Junto a ellos están las mujeres de los dos primeros: Laura y Paula, de las que desconocemos su apellido de solteras [lo que acentúa su papel de secundarias en el relato]. Y un sinfín de personajes pintorescos, extraños y entrañables que configuran un retrato de la sociedad portuguesa del pasado siglo XX: Celestino, fugitivo que recala en el pueblo y tras una veintena de años es asesinado [en un supuesto ajuste de cuentas], nada más comenzar la novela; Policarpo, el bohemio, extravagante y aventurero amigo del doctor que vende sus posesiones en Portugal para recorrer el mundo; Amable, traumatizado tras combatir en la guerra de Angola; Indio, criado en la pobreza más extrema, analfabeto, pero capaz de llegar al éxtasis con la música; el barbero Alcino, la profesora de canto, la mujer coja que pinta el cuadro de Brueguel [de nuevo mujeres anónimas], etc.
      La novela se construye a base de pequeños capítulos, como relatos breves e independientes, que forman las piezas de un puzle que vamos completando poco a poco. La estructura, de esta forma juega con constantes saltos espacio-temporales, llevándonos de la pequeña aldea del interior del país a la metrópoli lisboeta o a las colonias africanas, de la Revolución de los Claveles a la Iª Guerra Mundial, o a la Guerra de Angola.
      El estilo del autor es sencillo, directo, y en determinados capítulos, extremadamente descriptivo. Pero ello no le resta al relato cierto tono poético, incluso onírico. Es más, aunque no haya nada de mágico en la novela, podemos atisbar ciertos paralelismos con el ‘Macondo’ de García Márquez. También está presente el humor en muchos capítulos, aunque a menudo se tiñe de melancolía, tan típica-tópica del pueblo portugués.
      Nos ha llamado la atención la violencia, cruel y real, de muchas de las escenas; las tramas inconclusas [intencionales o no] que rodean a la mayor parte de los personajes secundarios; y la aparente desconexión de algunos elementos de la trama [el gato, el dibujo, el cuadro] que se utilizan para enlazar distintos relatos de la historia.
      Finalmente tenemos que mencionar la música, presente en muchos capítulos, y los grandes compositores clásicos, a quienes el autor destroza por boca de Duarte.
      Una obra excelente para dar comienzo las lecturas de esta temporada.