domingo, 16 de enero de 2011

Los girasoles ciegos: LA PELÍCULA



http://www.girasolesciegos.com/

ALBERTO MÉNDEZ

"Mi vida ha sido, y así pretendo que sea, una vida oscura y oscurecida por mi dedicación al trabajo y a la familia. El resto ha sido mi militancia política, la clandestinidad, y una obcecación tan fracasada como enfermiza por contribuir a la caída de la dictadura. Lo malo es que, además de no caer, me arrojó encima toda la excrecencia que dimanaba" (Fernando Valls: "Alberto Méndez o la dignidad de los vencidos", Babelia, EL Pais.com, 15/10/2005)

Alberto Méndez Borra nació en Roma en 1941. Su padre, el poeta y traductor, José Méndez Herrera, trabajaba en aquel momento en la ciudad italiana para la FAO. Muchos lectores puede que recuerden a este último sobre todo como traductor habitual de la editorial Aguilar, para la que tradujo muchas obras de autores tan importantes como Irving, Stevenson, Eliot, Dikens, Chesterton, Bernard Shaw, Tennessee Williams, etc, llegando a conseguir en 1962 el Premio Nacional de Traducción por su versiones de las obras teatrales de Shakespeare. Alberto Méndez, hombre de izquierdas, (milita en el Partido Comunista hasta 1982) estuvo siempre vinculado, de una u otra manera, al mundo de la edición. En su lucha contra el franquismo crea, entre otras, la editorial política “Ciencia Nueva” que clausura Manuel Fraga Iribarne en su época de ministro de la dictadura franquista. Asimismo, llega a ser un alto ejecutivo de la editorial Montena y se dedica a labores de guionista (colaboró en programas dramáticos de RTVE y fue guionista con Pilar Miró) y traductor a veces en solitario y otras en compañía de su hermano Juan Antonio, como ocurre con el libro del marxista italiano Galvano della Volpe 'Lo verosímil fílmico y otros ensayos', del que el propio Méndez es prologuista. (Herme G. Donis: Vencidos victoriosos; Reseñas: "Los girasoles ciegos"; www.literaturas.com)

En 2003 quedó finalista en el Premio Internacional de cuentos Max Aub, por el cuento "Manuscrito encontrado en el olvido". Galardonado a título póstumo con el Premio Nacional de Narrativa (España) 2005 por "Los girasoles ciegos". La obra, publicada a los 63 años, obtuvo también los premios Setenil y de la Crítica. El último relato del libro -el que le da nombre- fue llevado al cine en 2008 por José Luis Cuerda con guión de Rafael Azcona y del propio Cuerda.
Murió en Madrid en Diciembre de 2004.

Es muy interesante la entrevista que César Rendueles le hizo a Alberto Méndez, publicada bajo el título "La vida en el cementerio", en el número 12 de la revista digital LDNM, www.ladinamo.org, con motivo de la 2ª edición de "Los girasoles ciegos", en Septiembre de 2004, y que podeis leer en el siguiente enlace:

http://www.ladinamo.org/ldnm/articulo.php?numero=12&id=298

Los girasoles ciegos

Los girasoles ciegos es un libro de cuentos. Cuatro cuentos cortos o historias que, de alguna manera, entrelazan la composición literaria. Su autor los define como "cuatro derrotas", historias de vencidos en los años inmediatos al final de la Guerra Civil, historias de horror y desolación en las que se ahonda en las razones de la derrota. Los protagonistas de las narraciones son seres derrotados, vencidos por una guerra cruel, injusta, desigual, humillante. Es una obra sencilla, realista, llena de sensibilidad y cargada de simbolismo.
El primer cuento narra la historia del capitán Carlos Alegría que la víspera de la entrada del ejército fascista en Madrid se pasa del bando nacional al republicano, como 'rendido', provocando la estupefacción e incredulidad en ambos bandos a medida que razona y justifica sus motivos.
El segundo relato cuenta, a través de un diario íntimo, la historia de un joven poeta que huye de los vencedores hacia las montañas del norte junto a su mujer a punto de dar a luz. Ninguno de los tres sobrevivirá.
La tercera historia nos habla del soldado repubicano Juan Serna, encarcelado y a la espera de que el tribunal militar le condene a muerte. Prolongará sus últimos días creando una ficción intencionada sobre la muerte del hijo del coronel Eymar, presidente del tribunal militar que le condenará.
El cuarto y último cuento, que da título a la obra, habla de Ricardo, que se oculta en su propia casa de los vencedores. La actitud de un diácono, el hermano Salvador, profesor de su hijo y acosador de su mujer, llevará a su familia a la derrota final.

Los cuentos de Antonio Méndez están llenos de una intensa sensibilidad. Me han provocado un fuerte sentimiento de pena, tristeza, angustia, dolor y desolación mientras los leía. Después, cuando me posiciono ante las historias narradas surgen otros sentimientos diferentes: rabia, ira, cólera. Finalmente, como historiador, tras el análisis de los hechos históricos, de todos conocidos, queda un poso de impotencia y frustración.
Sin duda, una obra excelente, magistral.