Suite francesa es la última novela de la escritora Irène Némirovsky. La autora nunca llegó a terminarla: en 1942, habiendo concluido únicamente las dos primeras partes de la serie, fue arrestada por su origen judío y fue deportada a Pithiviers y más tarde a Auschwitz, donde murió. El cuaderno que contenía el manuscrito de la obra fue conservado por su hija mayor, quien sin embargo no lo leyó durante casi cincuenta años, pensando que se trataría de un diario demasiado duro o doloroso para ser leído, y mucho menos publicado. Sin embargo, en los años 90, antes de donar las posesiones de su madre a un archivo, se decidió a examinar el cuaderno, y fue entonces cuando descubrió que contenía una novela.
Imbuida de un claro componente autobiográfico, la novela o conjunto de novelas pretendía retratar la vida en Francia durante la invasión y ocupación alemana. La primera de las novelas, Tempête en juin ("Tormenta en junio") retrata la huida de los ciudadanos de París en las horas y días inmediatamente anteriores y posteriores a la invasión alemana. Némirovsky dibuja con precisión las escenas, unas conmovedoras y otras grotescas, que se suceden en el camino: ricos burgueses angustiados, amantes abandonadas, ancianos olvidados en el viaje, los bombardeos sobre la población indefensa, las artimañas para conseguir agua, comida y gasolina. En ese éxodo forzoso se mostrará, a veces de forma descarnada, la confusión de los vencidos, la hipocresía de los poderosos y la bajeza en la que muchos cayeron como fruto de aquella hecatombe militar. Las injusticias, los desórdenes y los ultrajes provienen siempre de compatriotas. Son los propios franceses, en su huida desesperada, los que se degradan como seres humanos, robándose entre sí los alimentos o la gasolina, abandonando a su suerte a los más desfavorecidos y comportándose como animales irracionales. La segunda, Dolce ("Dulce"), muestra la vida en un pequeño pueblo de provincias al este de la capital, Bussy, en los primeros meses de la ocupación. La presencia de los invasores despertará odios, pero también historias de amor clandestinas y públicas muestras de colaboracionismo.
La relación entre ambas partes o novelas es muy tenue, de manera que pueden considerarse casi como obras independientes, unidas solo por la época histórica que retratan.
Suite française, hasta donde su autora llegó a completarla, fue escrita en una letra minúscula en un único cuaderno. Tempête y Dolce ocupaban unas 140 hojas, que corresponden a las 516 páginas de la edición moderna.
La tercera novela, Captivité ("Cautividad"), de la que Némirovsky llegó a escribir un esquema argumental, habría mostrado los intentos de organizar una resistencia, y habría mostrado a algunos de los personajes de Tempête en juin y Dolce en prisión o en peligro de muerte por esta causa. Poco se puede decir de la cuarta y quinta partes de la serie, de las que sólo se conservan sus títulos provisionales: Batailles ("Batallas") y La Paix ("Paz").
La historia, aunque tratada con un tono inusual, no deja de ser manida. Lo cierto es que la novela tiene su mejor baza en el tema que toca, siempre comprometido y digno de mención. Es probablemente una de las obras literarias más tempranas en retratar la Segunda Guerra Mundial, ya que prácticamente fue redactada durante el mismo periodo que retrata. Suite francesa combina un retrato intimista de la burguesía ilustrada con una visión implacable de la sociedad francesa durante la ocupación. Con lucidez, pero también con un desasosiego notablemente exento de sentimentalismo, Némirovsky muestra el fiel reflejo de una sociedad que ha perdido su rumbo. El tono realista y distante le permite componer una radiografía fiel del país que la ha abandonado a su suerte y la ha arrojado en manos de sus verdugos.
Pero como pieza literaria no tiene absolutamente un rasgo que la haga merecedora de mención. Irène Némirovsky es una escritora correcta, con cierta mano para la creación de personajes, pero poco más.
Esta edición se completa con un amplio prefacio de Myriam Anissimov, y un apéndice con notas de la propia Némirovsky para la revisión del manuscrito y sobre las siguientes partes de la novela, así como extractos de la correspondencia de la novelista con su marido Michel Epstein, su editor Albin Michel, etc.
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