Ricardo Piglia nació en
Adrogué, provincia de
Buenos Aires, en 1941. Siendo un adolescente se traslada con su familia al
Mar del Plata, hecho que marcará definitivamente su inclinación por la literatura.
"Hay un momento de corte en la historia política argentina: el derrocamiento de Perón en 1955. El peronismo, que había sido un gobierno con características complejas cierto autoritarismo, cierto culto a las personalidades de Perón y de Eva Perón, había dividido a la sociedad en dos. Mi padre era peronista; cuando cayó Perón, nosotros empezamos a sentir la presión del cambio político. Vivíamos en Adrogué, un suburbio de Buenos Aires donde los lazos familiares y de amistad se entreveran y los conflictos políticos y personales se potencian. Nos fuimos a Mar del Plata y mi padre empezó de nuevo. Fue un cambio que yo viví de un modo muy dramático. Tenía 16 años y era una especie de Holden Caulfield bonaerense: todo lo vivía rabioso y con la sensación de que tenía que escapar. Pero fue muy benéfico, porque Mar del Plata es una ciudad con una vida cultural muy intensa. Y ahí empecé a escribir.
Al llegar a Mar del Plata pude inventarme otra personalidad. En Adrogué todos me conocían desde que había nacido; en Mar del Plata, en cambio, podía decir que quería ser un escritor, podía asumir un perfil que yo mismo me construía. Entonces me ligué a la gente de un cine club histórico, y a los aspirantes a escritores, estudiantes crónicos, periodistas que hacían la bohemia de la ciudad. Mar del Plata es fantástica porque es un sitio de veraneo que en invierno queda convertido en una especie de lugar desprotegido, un pueblo que tiene todas las características de una gran ciudad: muchos cines, muchos bares que están vacíos siete meses por año. Había uno al cual iba la gente que jugaba en el casino: Ambos Mundos. Estaba abierto toda la noche. Ahí, como jefe de la mesa de discusión, estaba este norteamericano que contaba una historia muy extravagante sobre sí mismo. Decía que era un escritor importantísimo que había publicado varios cuentos en el New Yorker. Pero se contaban otras cosas. ¿Por qué ese hombre tan culto, tan refinado, que vivía sin trabajar, estaba ahí? Porque había venido siguiendo a una mujer, una novia de Nueva York casada con un empresario de la pesca que había sido trasladado a Mar del Plata. Lo cierto es que él fue un gran maestro para mí: él me hizo conocer esos libros de literatura norteamericana que no circulaban fácilmente. Después yo me fui; él murió al poco tiempo. Entonces traté de recobrar el clima, la emoción que me había provocado ese encuentro, en Prisión perpetua."
A partirdel año 1965, después de concluir sus estudios de Historia en la Universidad Nacional de La Plata, se traslada a Buenos Aires y comienza a trabajar en diversas editoriales, llegando a dirigir la <<Serie Negra>>, colección de policiales que dieron a conocer a Dashiell Hammett, Chandler, David Goodis y Horace McCoy. Es en esta etapa cuando amplia sus lecturas hacia los escritores norteamericanos: Fitzgerald, Faulkner, …; pero también otros como Kafka, Musil, Joice; y toda la buena literatura argentina y latinoamericana.
Su primera obra publicada, Jaulario (1967), apareció como consecuencia de la mención especial del jurado en el VII Concurso Casa de las Américas de Cuba. En 1975 publica su segundo libro de relatos, Nombre falso.
En 1980 publica su primera novela, Respiración artificial, a la que seguirá otro libro de relatos Prisión perpetua (1988). Después vendría su segunda novela, La ciudad ausente (1992) y otro libro de relatos, Cuentos morales (1995). En 1997 publica su tercera novela, Plata quemada, con la que consigue el Premio Planeta Argentina. Su última novela es Blanco Nocturno (2010).
Piglia es, además, crítico, ensayista y profesor académico, que ha
estudiado a Brecht, Benjamin y Lukács, a Erich Auerbach, Szondi y
Vernant, a los rusos Tiniánov, Sklovski o Bajtin. Ha escrito sobre su
propia escritura (que está ligada a la crítica) y ha elaborado ensayos
sobre Roberto Arlt, Borges, Sarmiento, Macedonio Fernández y otros
escritores argentinos.
Entre los galardones que ha recibido están el Premio Iberoamericano de las letras José Donoso (Chile, 2005), el Premio de la Crítica (España, 2010), el Premio Rómulo Gallegos (Venezuela, 2011) y el Premio Casa de las Américas de narrativa José maría Arguedas (2012).
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